Ángel Castro (empresario Taurino)

 


Los empresarios taurinos, como todo aquel que se juega los cuartos, se muestran muy cautelosos a la hora de hablar de ingresos, gastos y beneficios. Componen un sector imprescindible para que la tauromaquia siga con vida, y también muy perjudicado por la pandemia, la crisis económica y la enfermedad ya crónica del espectáculo taurino.

En nuestro proceso de investigación pudimos contar con la opinión de Ángel Castro, empresario taurino donde pudimos conocer de primera mano la opinión de este sector tan perjudicado durante estos últimos años. También pudimos contar este interesante artículo de Antonio Lorca para el Diario el País con la opinión de otros empresarios, ganaderos, toreros…



Entrevista completa a Ángel Castro.



Artículo de Antonio Loca

El covid-19 cerró sus negocios, y ahora todos están sometidos, en mayor o menor medida, a la limitación de los aforos de las plazas; y trabajan sin red, al albur de los criterios políticos en función de la situación sanitaria, con menos ingresos, menos gastos, y en un mercado en declive. Ha vuelto la actividad, pero no la normalidad, decía Victorino Martín la semana pasada, y los empresarios la sufren en sus bolsillos.

Todos los encuestados por este blog dicen estar empeñados en organizar festejos a pesar de las dificultades actuales, se resisten a admitir beneficios, y reconocen que la ‘solidaridad’ de toreros y ganaderos a la hora de reducir precios y salarios es un elemento fundamental para seguir adelante.

“Como no nos pongamos las pilas y se pierdan ciudades y pueblos, esto se va al garete; estamos en una situación crítica”, comenta Alberto García, gerente de Tauroemoción, que gestiona 18 plazas en las que ha organizado 25 festejos en lo que va de temporada.

Más que la limitación de aforos, le preocupa la suspensión de las fiestas: “Estamos viendo que cuesta cubrir los tendidos al 50 por ciento”, prosigue, “y lo mismo sucede en otros eventos deportivos o musicales; las ferias llevan a la gente a los toros, pero no una crisis sanitaria y económica como la actual”.

La opinión de José María Garzón, gerente de Lances de Futuro y empresario de Santander, Málaga, Córdoba y Morón, es contundente. “Claro que la limitación de aforos repercute gravemente en la cuenta de resultados; y no solo eso: el plan de contingencia que mi empresa pone en marcha, único en España, aumenta los gastos generales un 22 por ciento”.

 

“Las plazas de primera categoría y de titularidad pública cuentan con contratos muy exigentes y la limitación de aforo las hace completamente inviables; en las privadas siempre hay un modo de modificar el acuerdo”, afirma Carlos Zúñiga, titular de Circuitos Taurinos y empresario de Zaragoza, El Puerto, Gijón, Zamora, Aranjuez, Colmenar Viejo y Navaluenga.

Todos coinciden en la buena disposición de toreros y ganaderos a la hora de rebajar sus honorarios en función de los aforos. Casas asegura que la adaptación de unos y otros a la situación actual es lo que permite abrir las plazas, y está convencido de que “si salvamos la tauromaquia será por el equilibrio económico que se ha establecido”. 

La opinión es compartida por Garzón, quien, como los demás, se resiste a hablar de cifras concretas. “Depende de la corrida y del torero, pero sí, podemos decir que las reducciones son fuertes, en torno al 50 por ciento”, asiente.

Zúñiga es más cauteloso y sitúa la rebaja en el 25 por ciento, mientras Alberto García distingue entre las ganaderías reclamadas por las figuras y las demás, y entre los toreros que pueden exigir y los más modestos. “Casi todos son consecuentes, pero no en la misma medida, y el ajuste económico también depende del público que sean capaces de llevar a una plaza”, asevera

¿Ganan dinero o pierden los empresarios en esta situación tan singular?

“No me puedo quejar”, dice Alberto García. “La cuenta final no dará para obtener beneficios, pero sí para pagar las nóminas y los gastos generales, y defendernos en el sector con un esfuerzo brutal y un alto sacrificio personal”.

“Nos quedaremos en punto muerto”, afirma José María Garzón; “quizás, habrá un pequeño beneficio, pero muy poco si lo comparamos con el trabajo, la inversión y el altísimo riesgo con el que desarrollamos nuestra labor”.

“Pero este no es el momento de ganar”, prosigue Garzón; “creo firmemente que se deben organizar festejos y aquellas ciudades con tradición taurina que no lo hagan lo notarán en el futuro”

 

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